Entrevista a Tzvetan Todorov (Tradición-Movimiento-Reterritorialización)


   "El futuro es una especie de espejo que sólo puede mostrar nuestro propio reflejo", sentencia de Arthur Danto en el texto El final del arte. La visión que el sujeto puede tener del futuro es a través del objeto presente, un futuro simbólico donde no se separa el hecho del deseo.

   Es un hecho actual que las nuevas tecnologías estan abarcando vastos territorios del arte, pero el deseo de querer reemplazar el objeto arte y la experiencia estética por medio de nuevas formas tecnológicas de desarrollo del arte, no son el futuro. Lamentablemente algunos fatalistas desearían que la historia les dé la razón en sus deseos de presenciar la muerte del arte como objeto tangible, y sin embargo se han apartado del hecho cierto de la adaptabilidad, de la perspectividad del artista para encontrar nuevas formas de expresión, en la utilización de nuevos materiales y en la mezcla de materias para conseguir otras formas de experiencia estética.

   Esto parece olvidarlo Danto, y aun así busca en la mercantilización de los bienes culturales el tiro de gracia que hace falta para comenzar los funerales del arte, un poco como esperar la construcción del museo para los museos; visitar un salón donde se guarden los vestigios de viejos salones, en los cuales se mostraban en tiempos pretéritos obras de arte.

   El arte tal vez muera, pero ¿y la experiencia estética y el artista? ¿ellos también deben morir? "El pasado sólo es atrapable como la imagen que refulge, para nunca más volver, en el instante en que se vuelve reconocible. (...) Porque la imagen verdadera del pasado es una imagen que amenaza con desaparecer con todo presente que no se reconozca aludido en ella". (W. Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos)

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