El rapto que ante una obra de arte se logra sentir puede darle valor comercial a la misma, simplemente si somos miopes o carentes de sensibilidad artística.
La valoración monetaria de una obra de arte es un gusto propio de una clase pudiente, acomodaticia y rancia, darle un precio a la experiencia estética o al esfuerzo creativo de un artista, es tan inútil como comprar un Picasso y colgarlo en un zaguán; en realida ya un zaguán es inutil.
Cuando Walter Benjamin hablaba del arte fetiche, el arte al servicio de una ideología política, despojaba al objeto arte de la esencia de emocionar, de impresionar, de mover las fibras sensibles de quien se ateve a dejarse raptar por el arte.
Y, que simplemente 10 personas logren adquirir para sus colecciones privadas obras cuyos costos monetarios son impuestos por la absurda concepción de lo "estimado", es aborrecible. El Angelus Novus de Paul Klee, tal vez carecería de un gran valor monetario en el mercado actual del arte, pero para Benjamin muy probablemente no alcanzaría una cifra en metal lo suficientemente equiparable a lo que la obra misma le produjo.
Muy probable esta categorización, este Top 10 de obras de arte más costosas, es lo que Danto concidera la muerte del arte. La valoración monetaria de una obra de arte a veces lleva consigo el error de pensar que la misma es "buena", cuando en realidad puede ser "decente" en comparación con otras obras de arte; imaginemos comparar El Alquimista de Paulo Coelho o El Código Da Vinci de Dan Brown con El Cementerio Marino de Paul Valéry o Las Flores del Mal de Baudelaire, comparación por más odiosa y una falta de respeto al buen gusto, y pensar así es muy conservador, porque para los Millennials son obras de gran estima y sus autores estan en el ranking de Famosos; con esto, muchos no se atreverían a leer poetas muertos ni ha intentar esperar una película de sus obras, pero cuando se trata de Best Sellers la historia cambia al igual que la crítica hacia dichas obras.
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